La Escuela del Encuentro

La Escuela del Encuentro nació a partir de la visión y vocación de La Iglesia del Encuentro de servir desinteresadamente a la comunidad local, con el  propósito de contribuir al desarrollo y formación de los niños en los valores de la ética cristiana, a través de una educación integral.

Constituye el Proyecto Primordial de la FUNDACION HECHOS y es un brazo extendido hacia la comunidad, de la Iglesia del Encuentro (La IDE).

 

No es una escuela religiosa y está abierta a todos los niños y sus familias.

 

 

Nuestra Misión:

Estamos para acompañar a los niños en su crecimiento y desarrollo, obrando como facilitadores del proceso de enseñanza-aprendizaje en la construcción de sus conocimientos, a partir de la encarnación de los valores cristianos y hacia una visión cristiana del mundo y de la vida.

Aprender a pensar, es el desafío ineludible para un ser que tendrá que enfrentar las demandas del Nuevo Milenio

 

Nuestra Visión:

A)    Estamos bregando por:

Una escuela nueva donde la motivación para el encuentro con el conocimiento y con los otros encienda los corazones de los niños ardientes. Una escuela que enseñe desde la sencillez y la humildad de los gestos y las palabras, con la fuerza inquebrantable de la verdad. Una escuela que enseñe y que modele la importancia de ser en contraposición a la vanidad de tener. Una escuela que exalte lo valioso de lo humano por sobre todo materialismo; la importancia del ser. Una escuela que premie el esfuerzo, la honestidad, la lealtad y la perseverancia, que declame y demuestre que las cosas pueden cambiar y pueden ser mejores, porque las aptitudes se desarrollan y las actitudes, con voluntad se modifican. Una escuela que anime a atreverse, que invite a soñar y a echar vuelo; una escuela que enseñe que la vida es un don, una oportunidad única y que cada uno es responsable de lo que hace con ella.

B) Queremos ser:

 

una escuela reconocida por la excelencia en su calidad educativa y por la vocación de servicio que la inspira. Una escuela valorada en la comunidad por la coherencia entre la prédica de los valores sobre los que se fundamenta y por su encarnación en cada uno de los miembros del cuerpo que la conforma.